Tomarse en serio la felicidad

La mayoría de la gente está de acuerdo en que las sociedades deben fomentar la felicidad de sus ciudadanos. Los padres fundadores de Estados Unidos reconocieron el derecho inalienable a la búsqueda de la felicidad. Los filósofos británicos hablaban del mayor bien para el mayor número. Bután ha adoptado el famoso objetivo de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) en lugar del Producto Nacional Bruto. China aboga por una sociedad armoniosa.

Sin embargo, la mayoría de la gente probablemente cree que la felicidad está en el ojo del espectador, es una elección individual, algo que debe perseguirse individualmente y no como una cuestión de política nacional. La felicidad parece demasiado subjetiva, demasiado vaga, para servir como piedra de toque de los objetivos de una nación, y mucho menos de su contenido político. Esta ha sido la opinión tradicional. Sin embargo, la evidencia está cambiando rápidamente este punto de vista.

Una generación de estudios realizados por psicólogos, economistas, encuestadores y sociólogos, entre otros, ha demostrado que la felicidad, aunque en realidad es una experiencia subjetiva, puede medirse y evaluarse objetivamente, correlacionarse con funciones cerebrales observables y relacionarse con las características de un individuo y de la sociedad. Preguntar a la gente si es feliz o está satisfecha con su vida ofrece información importante sobre la sociedad. Puede indicar crisis subyacentes o puntos fuertes ocultos. Puede sugerir la necesidad de un cambio.