Innovación ágil: Cómo Scrum Idear
Me interesa mucho el crecimiento y la evolución del proceso ágil, y su eventual incorporación a otros tipos de trabajo además de escribir software. En particular, me interesa mucho la intersección entre Agile y la innovación. Algunos críticos del enfoque ágil dicen que donde empieza scrum acaba la innovación. Nada más lejos de la realidad. Tanto Agile como la innovación se basan en el simple hecho de aprender a ver la realidad con claridad y en adoptar un enfoque ágil de la aplicación.
El año pasado se publicó un nuevo libro, Agile Innovation: The Revolutionary Approach to Accelerate Success, Inspire Engagement, and Ignite Creativity, que ofrece un nuevo enfoque de la innovación, combinando los aspectos clave del proceso de desarrollo ágil con los principios de la metodología de innovación clásica. Podría bromear diciendo que es como el chocolate y la mantequilla de cacahuete, pero este enfoque merece una seria consideración.
Los autores, Langdon Morris, Moses Ma y Po Chi Wu, se centran en tres impulsores fundamentales del éxito de la innovación: acelerar el proceso global mediante el cambio a equipos autoorganizados; reducir los riesgos inherentes capacitando a los equipos para que se autooptimicen de forma inteligente a fin de permitir la ampliación del proceso ágil para transformar toda la organización; y, por último, proponer que es posible que estos equipos se autorrealicen.
En los primeros capítulos, los autores explican la necesidad tanto de agilidad como de innovación, y muestran cómo este nuevo enfoque de la innovación es una extensión y evolución natural del Manifiesto para el Desarrollo Ágil de Software. Y luego describen en detalle cómo funciona realmente, pasando de los equipos de innovación autoorganizados a una nueva unidad fundamental de colaboración llamada IdeaScrum. Se trata de un enfoque que invita a la reflexión para transformar los equipos de ideación ad hoc con el fin de utilizar técnicas iterativas para impulsar una mejor lluvia de ideas.
Las siguientes secciones tratan sobre el concepto de equipos auto-optimizados. Una de las partes más difíciles de pasar a un modelo ágil es que, cuando divides tu proyecto de desarrollo monolítico altamente controlado en 50-100 "equipos scrum" que se "autoorganizan", ¿en qué se diferencia eso de arrear gatos? En otras palabras, ¿cómo hacer que Agile se amplíe? Los autores discuten la necesidad permanente de gestionar el riesgo, a través de la gestión de carteras, en una época en la que los equipos autónomos pueden "pivotar" a voluntad. Sus ideas sobre carteras pivotables, que utilizan métodos para garantizar la alineación estratégica, invitan a la reflexión.
Los capítulos finales profundizan en el liderazgo ágil. Los autores utilizan la Teoría Z de Abraham Maslow como mapa para crear organizaciones autorrealizadas, y muchos de los conceptos propuestos en este libro encajan con mi propio trabajo y mis teorías sobre el despilfarro de emociones, las métricas de felicidad y el cambio de comportamiento. El capítulo sobre innovación abierta ofrece una visión realmente impresionante del mundo tal y como podría ser algún día, con tecnologías de colaboración futuristas como los modelos de confianza no binarios y la visión de una red inteligente de innovación global.
En resumidas cuentas, se trata de un libro muy importante que aboga por un cambio de paradigma en la metodología de la innovación, basado en el enfoque ágil. Este libro de lectura obligada consigue poner en práctica lo que predica -no solo predica la innovación, sino que la demuestra- y merece ser leído con atención y digerido en profundidad.
-- Jeff Sutherland